La educación primitiva

La educación en las comunidades primitivas se daba en función de la vida y para la vida, es decir, se enseñaba aquello que sería útil para el funcionamiento y mantenimiento de la propia comunidad. De manera general, era la comunidad en su conjunto la encargada de enseñar mediante las actividades del día a día, pues su educación se basaba en la imitación y se transmitía de manera oral.

Se exaltaba la tradición y se estableció un sistema jerárquico con base en una valoración del legado de los antepasados y el respeto a los miembros más grandes y capaces de la comunidad. Los ritos de iniciación, ya sea literales o simbólicos, jugaban un papel importante en la determinación del crecimiento, y de cierto modo, mediante ellos las personas eran identificadas y colocadas dentro de ese sistema de jerarquías. Por supuesto, los factores de herencia, sexo y familia también eran importantes para determinar el nivel jerárquico y la función social que se tendría.

Los egipcios fueron los primeros en cuestionarse sobre cómo enseñar. Ellos desarrollaron casas de instrucción donde se transmitían conocimientos importantes como la lectura y la escritura. En culturas como la hebrea o en enfoques como el que desarrolló Confucio, se valoró mucho la repetición como método y la memoria como indicativo de aprendizaje.

Con la división social del trabajo en las comunidades surge la especialización, lo cual marcó una diferencia importante de jerarquización, pues el especialista es ahora quien enseña: un maestro. Los trabajos más valorados socialmente eran aquellos que resultaban de mayor utilidad para el mantenimiento, supervivencia, desarrollo y crecimiento de la comunidad. Eventualmente hubo quien fue adquiriendo mayor poder por la valoración positiva de su labor y también mayor capacidad “económica” debido a la acumulación de lo producido por la comunidad, lo que les habilitó para poder elegir lo mejor para sí y para los suyos, incluyendo por supuesto, la educación. Por estas razones se cree que con la división social del trabajo apareció también la desigualdad de las educaciones.

La educación como práctica comunitaria y como factor unificador fue desapareciendo poco a poco. Quienes educaban y quienes tenían poder sobre otros comenzaron a dictaminar lo que era importante aprender, estableciendo de forma dogmática prohibiciones y reglas que consolidaban y establecían modos de vivir y de ser para los miembros de la comunidad. La característica espontánea y solidaria de la educación comunitaria de las sociedades primitivas fue sustituida por la duda y el temor.

Lao-Tse nos deja ver cómo estaba impregnada la idea de que cada uno tenía una función y lugar específico dentro de la comunidad en este fragmento de su manuscrito Tao Te King:

Ya que cada miembro tiene su función peculiar: unos deben avanzar, otros deben parar.

Unos deben clamar, otros deben callar.

U nos son fuertes en sí mismos, otros deben ser protegidos.

U nos vencen en la lucha de la vida, otros sucumben.

Y también se pronuncia en contra de las prácticas violentas de gobernación:

Revela la experiencia que el mundo no puede ser plasmado a la fuerza.

El mundo es una entidad espiritual que se plasma por sus propias leyes.

Decretar orden por violencia es crear desorden.

Querer consolidar el mundo a la fuerza es destruirlo.

Quizá sea bueno que como maestros recordáramos que “querer consolidar el mundo a la fuerza es destruirlo”.

A continuación, algunas máximas que presenta el Talmud:

  • Lo principal en la vida no es el conocimiento sino el uso que de él se hace.
  • Sabio es aquel que realmente sabe que no sabe nada.
  • Un maestro siempre debería intentar enseñar de manera concisa y sin divagaciones.
  • Cuando veáis a un alumno que lleva a cuestas sus lecciones como si fueran barras pesadas de fierro, sabed que eso sucede porque su maestro no lo asesora con bondad y paciencia.
  • La enseñanza sin sistema hace difícil el estudio.
  • Que tu casa sea un lugar de reunión de hombres cultos; bebe las palabras que salgan de sus labios como un hombre sediento bebe agua.

Este es un resumen complementado del primer capítulo del libro “Historia de las ideas pedagógicas” de Moacir Gadotti.

Fuente: Gadotti, M. (1999). Historia de Las ideas pedagogicas. Siglo XXI Ediciones.

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