Querido diario
Todo había sido devastado, nunca imaginé ver ese tipo de escenario en mi región porque no es común una lluvia de esas características, el pavimento había desaparecido, los muebles afectados se exhibían en las aceras, el día parecía triste, los militares unían fuerzas con los ciudadanos para restaurar cada establecimiento, cada vivienda. Todo parecía ajeno, yo tenía prisa, debía ir a casa a terminar unos pendientes del trabajo así que tomé uno de los pocos taxis que se atrevían a atravesar aquella faena, y aunque tardé unos cuantos minutos más de lo acostumbrado, llegué a aquel cerro que acoge mi casa para continuar con la encomienda. Mi colonia parecía intacta, los niños corrían mientras prendían y arrojaban cohetes, el vecino le gritaba a su hijo porque no limpió el patio como él lo haría; otro día.
Más tarde tuve un tiempo libre – curiosa expresión, que a veces se usa en relación con las responsabilidades que tenemos o a las actividades que nos parecen fatigosas, como si aquellas nos subyugaran hasta cumplir con lo que demandan, entonces y solo entonces nos sentimos libres, o no sé, quizá solo me apetecía dormir – y como no pude conciliar el sueño me decidí a continuar una de mis lecturas, creo que es de las que más me ha gustado este año porque es el testimonio de un fraile en la Nueva España que en una carta le cuenta a su rey en España como ha sido la vida y qué ha implicado para él y sus colegas, fue ahí donde descubrí que el diario ha sido muy útil para registrar la historia, también aprendí a leer entre líneas las intenciones del autor a la luz de sus exageraciones u omisiones, sus impresiones y juicios, sus autocorrecciones y reflexiones al respecto de sus propias ideas, porque hay algo en la escritura que se pretende hacer pública a diferencia de aquella que permanece íntima que escapa a nosotros, y es justo eso, nosotros, nosotros como otro, a veces real a veces ficticio, pero otro al fin, uno que leemos, del que nos enteramos, no de aquel que toma las decisiones, sino del que ya las tomó o está a punto de tomarlas, uno del que somos justos jueces en ciertas ocasiones o condescendientes en otras, dependiendo de nuestras ganas de enfrentar la realidad. Ese señor me enseñó que la voz del otro – real o ficticio – es valiosa, porque de no ser por eso, poco sabríamos de lo que se ocultaba en aquel tiempo, de lo que algunos querían destruir con violencia o con silencio, esas reflexiones circunstanciales han servido de contraste y Dios sabe que el contraste es bello. Sin embargo, me da la impresión de que hay más voces que han sido ignoradas y nunca nadie las escuchó, también en eso me parece que hay belleza, en algunos casos incluso más. La auto etnografía ha sido pues una herramienta útil para conocer el imaginario colectivo del que se alimentan mis raíces y mis razones…
Es por eso por lo que me alejo
Porque es de lejos que me conocí
Frente a otro, frente a ti
Porque necesito contarme una historia
Y sentí realmente la vida cuando no la pude escribir
Se me fue el tiempo, se me fue la hora
Pero supe que valía la pena vivir
Cuando vi la necesidad de mejorar como maestro también me fue útil ese pequeño diario, mis alumnos lo merecían, había algo que escapaba a mi mirada y no fue hasta que lo pude expresar en palabras que me di cuenta de mi negligencia, mi estado en ese momento se asemejaba más al de un náufrago que otra cosa porque no alcanzaba a ver más allá de las olas, estaba profanando mi rol con indulgencia y como me perturbó mi consciencia con esas cosas quise ser alumno otra vez; que lindo eso de saberse inacabado, de descubrir las carencias, porque se descubre una ruta que parecía oculta y da esperanza. Desde ese día escribí todo cuanto aprendía y hoja a hoja pude ver literalmente como se construía mi conocimiento, parecía vivo, todo dependía de lo otro y sin lo uno, locura – ojalá aprendiéramos eso ¿no? −. En fin, me ayudó a no desfallecer – porque a veces uno necesita saber que ha avanzado, sea lo que sea que eso signifique − ¿será que el encanto de querer ser escuchado está en que alguien entienda aquello que se comunica? ¿y si ese alguien se esconde detrás de tu propia pluma?
Bueno, me voy a dormir.
Documentar la vida
La escritura autobiográfica ha estado presente en la cultura occidental durante siglos, el diario es de las más extendidas y es considerado como una escritura generalmente personal e íntima, creando alrededor de él un aura enigmática y, en consecuencia, se genera el morbo ante su exposición pública. Los tiempos en los que vivimos han cambiado la percepción que existe al respecto de documentar la vida propia porque ahora no solo todos tenemos un canal de comunicación ante el mundo por medio de las redes sociales, sino que buscamos compartir nuestra cotidianeidad, la cual es accesible a todos aquellos que usan los mismos medios, pero ¿por qué lo hacemos? Una de las razones me parece que es la experiencia narrativa que permiten las redes sociales, que propicia la alteridad de la identidad, donde cada persona desarrolla la narrativa de sí, por tanto, decide quién quiere ser y de cierto modo predispone cómo ha de ser percibido por las demás personas, la identidad es pues fundamentada en lo que sucede en el espacio online, lo que la vuelve frágil cuando “se depende de las respuestas que vengan del exterior” (Critikián y Medina), asimismo, el entorno económico y social juegan un papel importante en el desarrollo de ese “otro yo digital” cuando es la llave de acceso que tiene el individuo para ser parte de una colectividad con identidad propia donde se comparte un lenguaje común y se es de una determinada manera (Quintanilla).
Claro que existen varios presupuestos, utilidades e implicaciones con respecto a la documentación personal de la vida y su publicación en medios digitales, independientemente del formato, y no es posible negar la influencia que ejercen las tendencias, las marcas, el sistema económico o el entono cercano, entre otros, para promover dicha actividad. Dentro de las utilidades que esto tiene podemos encontrar la posibilidad creativa y la cognoscitiva, que dentro del ámbito artístico resulta sumamente útil para consolidar los conocimientos y ejercer la actividad creadora.
El diario de aprendizaje
El diario es una herramienta útil para generar una reflexión acerca de la propia actividad profesional y de aprendizaje, ya que “permite una sutil confrontación, una mirada introspectiva y sana sobre sí mismo” (González), la forma de proceder y de asumir el rol correspondiente en el proceso de enseñanza-aprendizaje. En este proceso se está realizando un diálogo con nosotros mismos y con el pensamiento de otras personas […] por esa razón, el texto nos puede llevar a cuestionar lo que pensamos, a aclarar y organizar ese pensamiento. A medida que confrontamos nuestras ideas con el texto, cuando revisamos si lo escrito dice realmente lo que queríamos decir, se va construyendo el significado y así la escritura se convierte en un proceso de aprendizaje (Valery).
La escritura pues, ayuda a consolidar el aprendizaje, dando lugar a la autoevaluación de lo aprendido no solo desde el punto de vista fáctico en relación con los contenidos, sino también desde la comprensión de significados e intenciones. Describir el proceso de aprendizaje permite reconocer la relación que se tiene con lo aprendido en sentido dialéctico, es decir, la manera en la que recibimos y hacemos aprehensión de los contenidos, que quizá pueda resultar contrastante con la experiencia y el conocimiento previo, dando espacio a nuevas interpretaciones de nuestra realidad o la materia de estudio en cuestión.
Hay en el diario, utilizado como herramienta de aprendizaje, otra función de suma importancia, la de servir como registro, lo que eventualmente podría ayudar a tener la sensación de progreso en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Ese registro permite al alumno y al docente conocer dónde se encuentran con respecto a los objetivos planteados y de ser necesario, reorientar el aprendizaje y las técnicas de enseñanza, estableciendo nuevos objetivos o redefiniendo los planteados originalmente, brindando la oportunidad de personalizar la experiencia de aprendizaje, contextualizándola e integrando estrategias tanto de aprendizaje (de parte del alumno), como de enseñanza (de parte del docente), para que realmente el aprendizaje sea significativo. Alumno y docente pueden entender la manera en que se asimila el conocimiento y las estrategias que son más eficaces para cada uno de los ellos. También es una herramienta útil que abre un espacio para el dialogo entre el alumno y el docente, donde efectivamente el conocimiento se construye en conjunto.
El diario de aprendizaje, al ser una herramienta de reflexión personal (al menos en primera instancia) promueve, como he mencionado, una actitud crítica para con el proceso de enseñanza-aprendizaje, para con los contenidos y para con la experiencia personal, que ayuda a desarrollar una personalidad autodidacta, de ahí que esta herramienta sea sumamente útil en entornos de aprendizaje online, donde el alumno tiene que asumir responsabilidad de su proceso de aprendizaje y el docente de su quehacer profesional. Por supuesto, estas implicaciones revelan en qué periodos o bajo qué circunstancias es conveniente incluir esta herramienta. Su aplicación en diferentes ramas del conocimiento puede generar variaciones interesantes, sin embargo, siempre estará bien, me parece, sopesar su pertinencia bajo la experiencia personal.
El diario como ejercicio creativo
En la expresión del pensamiento a través de la escritura creativa y de la confrontación que hacemos entre lo que dice el texto y lo que queremos decir – en la lectura orientada hacia el escritor mismo – y luego, cuando confrontamos el texto para pensar en el otro, en el lector – lectura orientada hacia el lector potencial – en ese momento construimos el significado (Valery).
La construcción del significado orientada a la creación establece un canal de comunicación a través de diferentes manifestaciones, como puede ser un proyecto, una novela o una canción, abriendo la posibilidad de generar conocimiento y/o expresar una idea o sentimiento a partir de ese significado, dando lugar al desarrollo de símbolos y a la expansión del lenguaje. Explorar la manifestación artística como diario puede ayudar al desarrollo técnico, habilitando al creador para generar conocimiento de sí y de su entorno, porque como dijo Salgado, “la importancia [del diario] radica en el elemento subjetivo o interno y su conexión con lo objetivo o externo”.
El diario como expresión artística depende de la propia subjetividad del individuo, por lo representa un llamado a enfrentar la experiencia de vida en toda la acepción de la palabra, es entonces que los detalles más simples adquieren relevancia y son revalorizados, la experiencia se asume en plenitud y se dignifica su naturaleza. Ese hecho permite a la obra conectar con otros porque en el fondo toda expresión y toda creación es una íntima indagación del otro. La alteridad se guarda en lo más recóndito de nuestro ser y todo le llama, le empuja a pronunciarse, a mostrarse, a decir quién es y cómo es (Ortiz).
Somos pues, descubiertos ante el otro y en el otro; ese otro que entiende nuestro mensaje.
DISPONIBLE EN INGLÉS AQUÍ.
Referencias:
- Aranda-Vega, E. M., Martín-Cuadrado, A. M. y Corral-Carrillo, M. J. (2020). Diarios de clase: estrategia para desarrollar el pensamiento reflexivo de profesores. Educación y Educadores, 23(2), 243-266. https://doi.org/10.5294/edu.2020.23.2.5
- González Otero, A., (2017). El diario: la escritura autobiográfica en su dimensión sociocultural y sus posibilidades cognoscitivas y creativas. La Palabra, (30), 151-167.
- Jurado, D. (2011). El diario como un instrumento de autoformación e investigación. Revista Qurriculum, (24), 173-200. untitled (ull.es)
- Martín Critikián, D. y Medina Núñez, M. (2021). Redes sociales y la adicción al like de la generación z. Revista de Comunicación y Salud, 11, 55-76.
- Ortiz, A. (1991). La autobiografía como fascinación de la otredad. Revista Anthropos, 125. Barcelona:
- Anthropos.
- Quintanilla, I. (2002). Psicología del consumidor. PEARSON EDUCACIÓN, S. A., Madrid, 2002
- Salgado Ramírez, A., García Mendoza, L. Y., & Méndez-Cadena, M. E. (2020). La experiencia del estudiantado mediante el uso del diario. ¿Una estrategia para la metacognición? Revista Educación, 44(1), 1-34. https://doi.org/10.15517/revedu.v44i1.38291
- Valery, O., (2000). Reflexiones sobre la escritura a partir de Vygotsky. Educere, 3(9), 38-43.
- Fascículos 100 Técnicas Didácticas de Enseñanza y Aprendizaje. (s/f). Unadmexico.mx. Recuperado el 23 de septiembre de 2024, de https://100tecnicasdidacticas.unadmexico.mx/fasciculos.html#flipbook-df_book_3/1/